miércoles, 27 de marzo de 2019

Cuando ser arrollado no es la única tragedia. Testimonio.


El siguiente relato es un hecho de la vida real.  Pasó hace poco tiempo, aquí, en Venezuela, un fin de semana de marzo 2019.  Los nombres de los involucrados no son reales.

Guatire. Ciudad dormitorio que está ubicada aproximadamente a 47 km de la capital de Venezuela, Caracas.  Guatire forma parte  del Estado Miranda, donde la capital es Los Teques, Ciudad que está a  unos 30Km de Caracas, y a 76 Km de Guatire.   Toda la exposición en kilómetros es importante tomarla en cuenta para que puedan tener una idea, una dimensión de la tragedia humana que les voy a contar.

Juan, un hombre de unos setenta años.  Jubilado. Vivía en Guatire solo, sus hijas, adultas, casadas, con familia, habían decidido hace años vivir en un Estado fronterizo de Venezuela.  Juan era visitado por su hermano menor, quién cada vez que podía, le brindaba apoyo o asistencia, sobre todo con el tema de la comida, pues para un hombre mayor, sin posibilidades de empleo, ni capacidad de ahorro, una pensión estadal, no era suficiente para comer.

Era sábado por la noche.  La avenida Intercomunal Guarenas - Guatire, es amplia, moderna, una vía rápida que se construyó hace muchos años.  Hoy día, la mayoría de sus tramos están sin alumbrado público.  También ha crecido la población que la bordea, y con ella, la falta de señalización, previsión, y atención al peatón.  Otros tramos, ya más cercanos a la urbe como tal, si posee semáforos y rallado peatonal.   Una avenida de tal magnitud es “normal” cruzarla a la suerte donde se pueda o donde los peatones han hecho su propia ruta, sin que las autoridades hagan nada al respecto, sea entender que por uso ese es el lugar en donde la gente NECESITA cruzar, o prohibirlo definitivamente.  El punto es que la respuesta es la indiferencia.

7:00 p.m. aproximadamente, Juan en autobús, rumbo a casa,   pidió la parada, donde siempre, en la mitad del medio de la nada, faltaba poco para llegar a su casa cuando fue arrollado.   Por favor, si eres experto  o no, en seguridad vial, ante el panorama que he venido mostrando, ya debes estarte haciendo algunas preguntas, la verdad, lo que escribo, no pretende, en este momento, contestar ninguna porque lo que falta de la historia, en definitiva dará un panorama global de una tragedia que no tiene una sola respuesta, ni una sola solución o responsabilidades. 


Intercomunal Guarenas - Guatire. Foto: Globovisión. Refrencial


8:00 p.m. aproximadamente (no logré obtener la hora exacta).  Un familiar de Juan recibe su llamada, él le informa que fue arrollado cuando trataba de cruzar la Avenida Intercomunal, para llegar a su casa y que estaba en el único centro de salud – un ambulatorio, para ser más exacta -  cercano al siniestro y donde pudo ser trasladado.   El hermano de Juan y una cuñada, que vivían cerca, llegaron pronto.  El parte médico informo que estaba golpeado, consciente, y que no tenían los medios para atenderlo, tampoco ambulancia, que era necesario que fuese localizada una para ser trasladado a un hospital o clínica donde le hiciesen rayos x.  De hecho, Juan se mantenía en la camilla del bombero que lo había atendido en la vía pública, el ambulatorio no tenía camas para recibirlo. ¿Por qué el bombero no lo llevó de una vez a un Hospital o centro de salud más grande? No tengo esa respuesta. Empezó la carrera de los familiares.  Primero fueron a Protección Civil.  La ambulancia que tenían en funcionamiento, estaba atendiendo otro accidente, un camión incendiándose, y la otra ambulancia no tenía cauchos.  Empezaron algunas llamadas, sin respuesta pronta, regresan al ambulatorio.  Pero las enfermeras no querían atender a los familiares de Juan, sólo le decían: “esperen que el médico ya viene”.  Pues bien, llegó el doctor.  Juan había fallecido de un paro respiratorio.  Estaba muerto.

Consternación, asombro, habían hablando con él, y sin embargo, había muerto.  No había tiempo para mucho, ni para llorar.  En el lugar no había refrigeración, morgue, ni médicos forenses. Por ley había que realizarle una autopsia  y  como el hecho ocurrió en el Estado Miranda, pues, debían llevar el cuerpo a los Teques (recuerdan, a 76 km de distancia).  Por tanto, ahora el tema del traslado seguía en pie pero con otro fin.  Era sábado por la noche, los domingos pocos trabajan, incluyendo el registro.  El cuerpo se mantuvo sin refrigeración, en un lugar donde el calor es la norma, por lo menos hasta el martes por la tarde cuando pudo ser llevado a Los Teques.  No había formol, ni maneras de preparar el cuerpo.  Las hijas, que habían llegado de interior del país se negaban a enterrarlo sin velatorio, se negaron por completo y el espacio disponible para darle sepultura, era junto al cuerpo de una hermana, en el cementerio del Este, (a 46Km de Los Teques).  A la final y en muy mal estado, velado por un día, y en condiciones realmente terribles, Juan terminó siendo enterrado el día viernes.

Evito caer en criticas para los familiares, ¿Cómo luchar contra creencias, cómo luchar contra lo que la gente siente que es lo único que le queda para despedir a un familiar fallecido? Ya es duro para muchos velar con el cofre sellado, ya para muchos es duro sepultar sin despedir con una oración o una misa, ya es duro que no hayan contado con asistencia médica oportuna, ni camilla, ni ambulancia, ni refrigerador... 

Este es solo un caso del que logre testimonio. ¿Cuántos más habrá sin la cobertura de la prensa por falta de periodistas, prensa misma o papel? ¿Cuántos casos más habrá, ya naturalizados por una tragedia constante, abrumadora que envuelve a un país? ¿Cuántos entes, funcionarios estarán realizando su trabajo, el  de tomar la data y llevar el registro de todo esto aún bajo las condiciones actuales y esa información, estará llegando a algún lugar?. ¿Data, data? ¿Estoy siendo fría? No, es que, ¿Cómo sabemos la magnitud de lo que se está hablando si no hay data? Sin cifras ni más testimonios,  mi relato es eso, un relato, para muchos será una historia de esas de “Oh, qué mala suerte”.   Otra muy común que oigo de personas que viven en otros países: "ahy chica, pero eso pasa aquí igualito"... ¡Naturalizando el hecho porque en su ciudad, pueblo o nación pasa!. Pues no, le digo al lector,  que en Venezuela ESO NO PASABA, y me niego a naturarlizarlo, me niego a aceptarlo simplemente porque a otros les pasa, si a otros les pasa pues, deberían hacer algo para no aceptarlo. 

En lo único que me puedo apoyar para decir que es una crisis real, son los distintos informes y denuncias constantes de gremios médicos y ONG que no son solo  de hoy, con la crisis energética,  sino de varios años, que hablan sobre el deterioro del sistema de salud de Venezuela, el requerimiento de un mejor sistema, más medicinas, más recursos, mejores sueldos, mejores dotaciones.

El sistema de atención primaria de todo siniestrado en el tránsito, de todo accidente o hecho violento, definitivamente está afectado, dejando esa sensación de “se abría salvado sí….”  “si hubiera” que no resuelve nada y no cambia el pasado.  

Ya hace un año, y este es otro testimonio de la vida real,  en el Estado Nueva Esparta, una joven sufrió un hecho de transito violento.  Resultado: Fractura de fémur.  En la isla, por su condición de isla, la diáspora, la crisis de salud, no hay médico especialista que le hiciese esa operación. El médico que lo hace, sólo se traslada desde tierra firme, si tienen un mínimo de cuatro operaciones por realizar.  Es decir, que había que esperar cuatro tragedias para que la joven pudiera ser operada, a menos que, la familia, tuviese el suficiente dinero para costear todos los gastos de traslado del galeno.   Antes de que alguien pueda acusar al doctor de inhumano, sin querer justificar, solo hay algo que el lector debe saber: Salir o entrar a Nueva Esparta es sumamente costoso y difícil, los sistemas de transporte aéreo y marítimo no escapan del deterioro, dificultades que vive el país.  No es montarse en una lancha y llegar.  Es lo que puedo decir al favor del médico.  De este caso no puede hacer el seguimiento, perdí el contacto, pero pude corroborar con un doctor del Hospital Central Luis Ortega, que, efectivamente, no había médicos en el hospital que pudieran realizar esa operación.



Escucha este testimonio, año 2018,  del Doctor Wiston Alvarez Traumatólo del Hospital Luis Ortega de la ciudad de Porlamar, Edo. Nueva Esparta.  Si estás en Venezuela y no puedes oir el audio o entrar a SoundCloud, prueba descargando una VPN




Es difícil hablar de seguridad vial en estos tiempos en Venezuela, cuando están ocurriendo tantas cosas con un nivel de gravedad variable, dantesco, indescriptible.  Aún así, mi deseo es hacer ver, que se trata de algo más que cifras, va más allá de regañar a la gente porque no manejan bien, o cruzan la calle por donde no se debe, no se trata pues, de señalar a Juan y al resto, ni de  medir  en cual tramo de la autopista se bajo del autobús, si había luz o no, si fue muy lento para cruzar y el auto que huyó iba muy rápido, es más complejo que eso,  es que en realidad se trata  de ciudadanos que están por  su cuenta, con un sistema vial y de salud que hay que reconstruir y el que no se hable de ello, el que no haya data, el que no sepamos, el que creamos que hay cosas más importantes que la seguridad vial de cualquiera de los actores que hacen vida en la vía pública, no implica que no haya toda una tragedia humana vial desatendida desde todos los flancos: Estructural, medico, emocional, legal y económico.  Las victimas de hechos viales violentos están totalmente desentendidas porque el sistema de salud está desatendido porque todo el país está solo siendo atendido desde la partidización y los intereses de algunos pocos que no ven más allá de su propia vida.



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Plegaria del Conductor

Adaptación de Paulina Rosenfeld, sobre la versión original del rabino Michael Graetz.

Espero tener la suficiente conciencia, responsabilidad y determinación que me guíe a llegar en paz a mi destino. Tener la humildad para reconocer que cada persona es un mundo entero y que no hay tesoro más precioso que la vida humana, no el tiempo ni el dinero.

Espero tener suficiente
CUIDADO, para cuidar la distancia
AMABILIDAD, a dar prioridad de paso.
CONCIENCIA, para frenar a tiempo.

Espero tener también la fortaleza para dominar mis impulsos de omnipotencia y competencia y que por descuido, ignorancia y arrogancia pueda hacer daño a mis semejantes o ser objeto de ello.

Porque formo parte de la sociedad y cuidando mis conductas, me cuido no solo a mí sino también doy paso para una sociedad mejor.