martes, 12 de junio de 2007

Reclama Justicia por la muerte de su hijo

6/11/2007 7:19:28 PM www.clavedigital.com Republica Dominicana.


RECLAMA JUSTICIA POR LA MUERTE DE SU HIJO
Sandra Acta: '¡La Policía no ha hecho absolutamente nada por el caso de Johan Enrique Pou Acta!'
"Ven de una vez, te voy a esperar”, le dijo Sandra a Johan Enrique. Y él le respondió: “Sí, mami”. Pero nunca más lo volvería a ver con vida.
Argénida Romero/Clave Digital

Sandra Acta reclama justicia.
César de la Cruz/Clave Digital.

SANTO DOMINGO, DN.- Persistente y luchadora, Sandra Acta sólo quiere una cosa: justicia. Tiene casi tres años reclamando que se cumpla la sentencia que condena a dos años de prisión al hombre que provocó la muerte de su hijo Johan Enrique Pou Acta, de 20 años de edad, en un accidente de tránsito que tuvo su génesis en el manejo imprudente.

En su corazón aún retumba, como un eco doloroso, la última conversación con su hijo en la madrugada del domingo 27 de julio del 2003, doce minutos antes de que su carro fuera impactado por una camioneta conducida por Domingo Antonio Jaime del Pozo:

"Ven de una vez, te voy a esperar”, le dijo Sandra a Johan Enrique. Y él le respondió: “Sí, mami”. Pero nunca más lo volvería a ver con vida.

Desde entonces la vida de esta mujer ha sido la de una intensa lucha por la justicia y por la prevención para que no ocurran tragedias como la que tocó a su familia.

El día que le robó la vida a Sandra











Johan Enrique Pou Acta.




“Desde ese día no he tenido vida”, asegura Sandra Acta, al recordar la madrugada en que murió su hijo, estudiante del tercer semestre de Arquitectura, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). La tragedia ocurrió en la intersección de las avenidas José Núñez de Cáceres y Rómulo Betancourt.

Su hijo había partido con la idea de retornar casi de inmediato. Talvez por ese sexto sentido que de manera especial desarrollan las madres hacia los hijos, cerca de las cuatro de la mañana Sandra comenzó a llenarse de malos presentimientos, y decidió llamar a Johan Enrique.

Hasta ese momento su hijo se encontraba en casa de unos amigos disfrutando de unas películas que habían alquilado ese fin de semana. Ella le pidió que regresara a la casa. Doce minutos después recibió la noticia que cambio el rumbo de su existencia.

“Me tocaron el intercom y eran dos amigos de él que vieron el accidente. Yo salí corriendo, salí con mi hijo mayor, y vi a mi hijo muerto dentro del carro”, narra Sandra.








Así quedo el carro de Johan luego del accidente.


El carro blanco marca Wolsvagen Gol, conducido por Johan Enrique, fue embestido por una camioneta Ford F50, manejada por Domingo Antonio Jaime del Pozo. La camioneta, propiedad del ex pelotero de Grandes Ligas, Juan Andrés Guzmán, transitaba en dirección sur-norte por la avenida Núñez de Cáceres. Jaime del Pozo no se detuvo en la intersección a pesar de la luz roja de semáforo.




Según testigos, el conductor no prestó ayuda al joven. Johan Enrique fue trasladado al Centro Médico Real, situado en la avenida Rómulo Betancourt, en la intersección de las calles Privada y Caonabo, en donde permaneció conectado a un respirador durante cuatro días. Jaime del Pozo fue detenido el lunes siguiente y salió en libertad luego de pagar una fianza de 50 mil pesos.

Una justicia que no llega

El 27 de septiembre 2004 el Juzgado de Paz Especial de Tránsito del Distrito Nacional, presidido por la magistrada Ingrid Soraya Fernández, condenó a Jaime del Pozo a dos años de prisión, tres años de suspensión de la licencia de conducir y cuatro mil pesos de multa.

Por casos de muertes provocadas en accidentes de vehículos de motor, La Ley 241-67 sobre Transito de Vehículos de Motor contempla penas de entre dos y cinco años. Sandra Acta califica de benigna está sentencia, la primera condena penal en materia de transito en el país, y no cree que se haya hecho justicia.


Domingo Antonio Jaime del Pozo.
Jaime del Pozo fue condenado por manejo imprudente y temerario, transitar a una velocidad excesiva, sin detenerse en la intersección, violando la luz roja del semáforo. Esta sentencia fue apelada en dos ocasiones y el 23 de diciembre del 2005 la Suprema Corte de Justicia (SCJ) ratificó la condena.

El 18 de enero del 2006, el juez de acción penal del municipio Santo Domingo Oeste, Rafael Báez, emitió una orden de ejecución. Hasta el momento Jaime del Pozo no ha sido apresado.

En la demanda civil, interpuesta por la señora Acta y el padre de Johan Enrique, Enrique Pou Sánchez, el chofer Jaime del Pozo y el propietario del vehículo, Juan Andrés Guzmán, fueron condenados al pago de dos millones de pesos cada uno por indemnización y 300 mil pesos por daños materiales.

La señora Acta aclara que ambas sentencias son diferentes, por lo que ella no ha descargado al señor Jaime del Pozo. “Yo no voy a negociar la muerte de mi hijo”, expresa convencida.


La adversidad no la ha derrumbado

Sandra Acta es una mujer de principios firmes. Contra viento y marea, ha tocado todas las puertas. Se ha entrevistado con el fiscal del Distrito Nacional, José Manuel Hernández Peguero; con el Procurador General de la República, Radhamés Jiménez, y con el jefe de la Policía Nacional, teniente general Bernardo Santana Báez.

Para Sandra, la mayor responsabilidad del incumplimiento de la sentencia en contra de Jaime del Pozo es la Policía Nacional.

“¡La Policía Nacional no ha hecho nada, absolutamente nada por el caso de Johan Enrique Pou Acta. Él (Jaime del Pozo) está en la lista de prófugos, está en la INTERPOL!”, resalta.

Sostiene que Jaime del Pozo está protegido porque es primo de Pedro Martínez, el gran lanzador de las Grandes Ligas, seguido y admirado por millones de fanáticos del béisbol dentro y fuera de la República Dominicana. No obstante, aclara que ella nunca ha acusado a Martínez de tener alguna responsabilidad en esta desgracia ni en la impunidad de que ha gozado el señor del Pozo.

Sólo censura una alegada defensa que el lanzador de los Mets de Nueva York ha hecho a favor de su primo en varios programas de televisión.

Sandra se siente burlada por lo que considera una ineficiencia de las autoridades ante su caso. Revela que ha contemplado la posibilidad de llevar su caso a instancias judiciales internacionales.

“He tocado todas las puertas, a todo aquel que he entendido que debe ayudarme, que me pueda ayudar. Ya estoy cansada de pedir favores, estoy exigiendo que se cumpla una sentencia”, aseguró.

Más allá de las lágrimas


Vigilia celebrada en reclamo de justicia por la muerte de Johan.
Pero más allá de las lágrimas y la frustración que siente, ante lo que define como “el sistema fallido”, Sandra Acta quiere que el caso de su hijo Johan Enrique pueda servir de precedente para evitar que otras madres pasen por el mismo dolor que ella ha padecido.

Con su campaña “Al manejo imprudente ponle freno por el valor a la vida”, Sandra busca crear conciencia en los conductores para que respeten las señales de transito. “Lo estoy haciendo para salvar vidas en memoria de mi hijo”, precisa con una leve sonrisa en sus labios.

También ha establecido la Fundación Johan Enrique Pou Acta, con el fin de aunar fuerzas con madres que están en su misma situación, para exigir juntas la justicia.

“A través de mi caso yo les pido a todas esas madres que abran sus casos. Que no importa que sean millonarios los culpables, los millonarios también deben ir la cárcel… Tenemos que hacer algo para que las leyes se ejecuten y no se queden en libros y papeles”, afirma.



Fuente: http://www.clavedigital.com/Portada/Articulo.asp?Id_Articulo=10304


No hay comentarios.:

Plegaria del Conductor

Adaptación de Paulina Rosenfeld, sobre la versión original del rabino Michael Graetz.

Espero tener la suficiente conciencia, responsabilidad y determinación que me guíe a llegar en paz a mi destino. Tener la humildad para reconocer que cada persona es un mundo entero y que no hay tesoro más precioso que la vida humana, no el tiempo ni el dinero.

Espero tener suficiente
CUIDADO, para cuidar la distancia
AMABILIDAD, a dar prioridad de paso.
CONCIENCIA, para frenar a tiempo.

Espero tener también la fortaleza para dominar mis impulsos de omnipotencia y competencia y que por descuido, ignorancia y arrogancia pueda hacer daño a mis semejantes o ser objeto de ello.

Porque formo parte de la sociedad y cuidando mis conductas, me cuido no solo a mí sino también doy paso para una sociedad mejor.