Saludos a los lectores.
Debo dar las gracias a todas aquellas personas que se han manifestado solidarias conmigo y mi familia ante una nueva perdida. Si, perdimos a otro miembro de la familia en un accidente vial en circunstancias que todavía esperamos, sean determinadas por la Fiscalía.
Debo decir, que, gracias a que contamos con apoyo de amigos y el resto de la familia, pudimos darnos cuenta que una vez más, TRANSITO, es decir el INTTT, sus funcionarios, con su característica falta de moral, sensibilidad, y desapego a la ley, no realizaron bien su trabajo, dejando de hacer trámites importantes, FIJADOS EN LA LEY sobre todo en casos donde hay fallecidos. Sobre esto no puedo ni quiero dar más información por ahora, solo quiero preguntarle a los funcionarios s del INTTT: ¿hasta cuándo debemos soportar la insensibilidad y la corrupción de sus integrantes? Es que como no fue la hija de ninguno de ustedes la que falleció, no fue su sobrina, ni su prima... entonces, no respetan el dolor ni la tragedia humana. Eso también es castigado por Dios, de eso no tienen la culpa los políticos de ningún bando, ni tampoco tiene la culpa la 4Ta República ni la 5Ta. Es cuestión de calidad humana. ¿En dónde y cuándo perdimos el rumbo los venezolanos, que nos hemos vuelto tan insensibles, egoístas y deshonestos?
Los venezolanos estamos viviendo momentos terribles. Los homicidios viales no están fuera o no deberían considerarse estar fuera de las cifras violentas que azotan al país.
Están los delincuentes, los que terriblemente le han quitado la vida a más de un miembro de una familia, solo para quitarles un celular o las dos o tres monedas que pueda tener la persona en sus bolsillos, hoy lo leí por la prensa: una madre ha perdido a su hijo, pero en menos de un mes también le mataron a su hermano ¡¡¿POR DIOS?!!!, no conforme pues, con esos delincuentes que en algunos casos consumen drogas y tienen una muy mala vida... para colmo estamos lo que hemos sido víctimas de la violencia vehicular, cuando, quizás se pudiera calcular o suponer que los que manejan y los otros que andan a pie - porque los peatones muchas veces son culpables de algunos casos de accidentes- se supone son en su mayoría: estudiantes, profesionales, amas de casa, gente pensante y aparentemente sin ninguna trauma psicológico que los lleve a robar o matar... los tenemos tomando conductas tan DELICUENTES como el vulgar ladrón: hablando por celulares mientras maneja, lanzándole la camioneta a otros carros, no colocan luces de cruce, se comen la luz, cruzan la calle a mitad de cuadra.etc, etc.
¿Es que creen porque no empuñan un cuchillo para robar un celular, son menos delincuentes? No respetar la luz de semáforo, o peor, manejar en estado de ebriedad, es tan incriminatorio y los hace igual de transgresores que el malandro de la cuadra, y por ese camino terminan convirtiéndose en asesinos, los cuales son indultados por los fiscales de transito sin juicios justos para ambas partes, porque como siempre, defiendo el debido proceso y entiendo que a veces de verdad SON ACCIDENTES, algunos causados por CULPA de la inoperancia del Estado Venezolano, por la falta de cuidado y vigilancia del buen estado de las vías terrestres.
Vivimos pues como en guerra, una guerra declarada entre ciudadanos, honestos, deshonestos, delincuentes o profesionales, no importa, es un todo contra todos.
Mi familia es una víctima más de la descomposición social, de la falta de valores familiares, la falta de moral que está acabando con Venezuela.
Es desesperante, en menos de seis meses han partido de este mundo, no sólo mi amada prima Karol, sino también un amigo de ella- un camión sin señalización en plena noche-; un compañero de clases perdió a su hermano en un accidente de moto, un vecino del edificio del al lado, falleció en la autopista; todos estos jóvenes con menos de 25 años de edad, para completar el cuadro: otros dos vecinos fallecieron a causa de asaltos.
Estoy aterrada y rezando mucho.
Por favor, no importa de cual religión seas, reza mucho, ora. Eleva oraciones positivas por nuestra sociedad. Debemos unirnos en oración y en acciones justas, acciones cívicas, en comportamientos honestos.
Mich.
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