Con todo el respeto de mundo, no quince dejar pasar este día por alto. El Dr. José Gregorio Hernández, fue un médico maravilloso, como pocos hoy en día, preocupado por los pobres y deseoso de llevar sus conocimientos a ellos para curarlos, y en general a todo el que necesitara de un médico.
Por cosas de la vida, muere trágicamente atropellado por un vehículo. En aquella época, a penas el conductor viajaba a 30Km/h, pero siendo que, no era común cruzar la calle y fijarse si venía un vehículo o no - el automóvil que atropelló al Dr. Hernández, fue uno de los primeros en transitar por las calles de Caracas,- el doctor dejó pasar un tranvía, se dispuso a cruzar, cuando fue sorprendido por el vehículo, que no le dio tiempo de frenar. Lo que en realidad cegó su vida fue el golpe que se dio en la cabeza, unos dicen que contra un poste otros que contra la acera. Siendo que esto fue así, me atrevo a solicitarle permiso a Dios, para que el Doctor José Gregorio, habiendo sido víctima de un accidente vial, y que desde ese momento se convirtió en un Santo para muchos venezolanos aun cuando la Iglesia Católica así no lo haya aprobado- no es tema de discusión el por qué- para que sea junto San Cristóbal, los patronos de los conductores: los guíen, orienten, y a su vez curen a las Víctimas de Accidentes Viales y le de fuerza a los familiares que hayan perdido a un ser querido bajo lo que denominaré Homicidio de Transito: a todos lo que por una razón u otra usan un vehículo para transportarse, orar un poco también ayuda.
Lo que quiero significar recordando a tan querido venezolano, es lo de siempre, mi llamado a la conciencia de todos: personas muy queridas, valiosas pueden perderse, sentimientos de culpa se pueden evitar, la solución está en tus manos.
Mich.
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